La sobrina de Adele
Bloch-Bauer, María Altman, tiene los mismos ojos tristes que su tía en el
retrato pintado en 1907 por Gustav Klimt, en el que posa con ese vestido
incongruente y dorado como una cúpula otomana. La heredera es en la actualidad
una aristocrática anciana con la cara cincelada y los ojos vencidos.
María Altman consiguió, después de un largo litigio,
recuperar el cuadro expoliado por los nazis a sus antepasados. Una vez lo tuvo
en sus manos no se le ocurrió un gesto más noble que subastarlo por más de 100
millones de dólares. El nuevo propietario, un magnate neoyorquino dedicado a la
industria de los cosméticos, quedó muy satisfecho con la transacción y la
octogenaria “muy emocionada”, según confesó en la rueda de prensa
posterior a la subasta.
Desde entonces la melancólica Adele Bloch-Bauer posa en alguna importante pared
- siempre joven, siempre triste y amarilla- rodeada de cosméticos, mientras su
sobrina acumula toda la humillación de sus antepasados en una caja fuerte
mostrando una avaricia casi a la altura de la que tuvo Hitler al pretender erigir,
con los cuadros robados, el museo más deslumbrante del mundo.
Estoy convencido de que al ver su saldo en la cuenta corriente recuerda con más cariño a su tía que de haber conservado su retrato.
ResponderEliminarMuy bueno, Paz.
Un abrazo,
Si, debe tener su morbo eso de ser la más rica del cementerio...jaja
ResponderEliminarGracias Pedro.Abrazos
Cuestión de practicidad ....Tantos años para recuperar el cuadro, pocos para acabar su vida...Dinero para acabarla como quiera, a cada uno, lo suyo :)
ResponderEliminarBienvenida, Lorena! Si , cada uno hace con la historia de su familia lo que quiere, hasta subastarla.La pobre , tanto tiempo litigiando para restituir el honor familiar...y siempre hay un magnate para un descosido :-) Mañana me paso por tu blog a ver que se cuece. Un abrazo!
EliminarBueno, si, mucho dinero para morir como le de la gana, pero no creo que tantos millones tapen la vergüenza que deberia sentir, vender lo que le queda de un familiar...
ResponderEliminarAun asi, aunque pueda forrar sus huesos con oro y piedrecitas yo preferiría pasar mis ultimos veranos con un famoso cuadro hecho por mi tia que no con 100 millones que no voy a llegar a gastar.
Pol, muchas gracias por entrar y comentar , me hace una ilusión tremenda que lo que escribo sea leído por mis alumnos. Y respecto a lo que dices, pues parece ser que el dinero vuelve tarumba a la gente , aunque, efectivamente, no lo puedan gastar.Hay una cierta indecencia en ser inmensamente rico.
ResponderEliminarUn abrazo y nos vemos después de vacaciones!