Un día,
después del recreo, no la vimos más.
Cuatro décadas después, cada vez que nos juntamos, mis compañeras
proponen jugar a imaginarle vidas. Como si no pudieran soportar que, mientras
ellas acumulan decepciones y kilos, Violeta siga siendo aquella niña flacucha e
indomable.
Una opina que saltó el muro del patio y se fue con los feriantes.
Otra recuerda que era adoptada, y describe un emotivo rapto por parte de su
madre verdadera. La más novelera dice haber reconocido su mirada desafiante en
una actriz muy conocida.
Una simple mudanza, enfermedades, adicciones… distintas versiones
que van hilvanando su destino sin nosotras. Historias manejables, cortadas a la
medida de nuestro aburrimiento.
A veces se conforman con una existencia vulgar, lejos del pueblo. Yo
aparento seguirles la corriente. Alterno escenarios realistas con otros más
bohemios.
Un día lo haré, pero aún soy incapaz de contar lo que ocurrió
aquella mañana. El desafío. Mi culpa por gritarle, mientras me tapaba los ojos
para contar hasta veinte, que la iba a pillar enseguida. Mi asombro al
comprobar su inusitada destreza jugando al escondite.
Y ese buscar desesperado, insomne, atroz… que todavía
continúa.
Esta es mi propuesta para la convocatoria de Esta noche te cuento sobre "la sorpresa y el asombro" Aquí para leerlo en la página del concurso.
PD: Ha sido seleccionado y se va para el librito de ENTC. Me hace mucha ilusión.