Antes
de ponerse el pendiente frotó el metal que rodeaba el zafiro con un bastoncito
impregnado en líquido para limpiar plata. Cientos de estratos de tiempo
levantaron el vuelo dejando la superficie luminosa y desnuda. Se acercó,
curiosa, y la joya le devolvió el rostro adolescente de su abuela probándose el
pendiente ante un espejo.
Vuelvo a subir este micro porque mi ex alumno Yu Zhang me ha regalado esta preciosa ilustración y la quiero mostrar en mi blog. ¡Gracias, Yu!