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jueves, 8 de agosto de 2013

Génesis




Tras la noche del domingo la casa era caos, confusión y oscuridad sobre el abismo del fin de semana. Una corriente de aire aleteando por encima de la cama la despertó. Encendió la luz y decidió amanecer con convicción.
El martes hizo las fotocopias, leyó el prospecto del jarabe, tachó unos asuntos de su agenda, clasificó papeles y recuerdos. A la derecha el montón de ropa de entretiempo, a la izquierda la de invierno. Por la noche contempló, cansada y satisfecha, las luces que palpitaban en el cielo.
El miércoles lo dedicó a que todo diera fruto: regó las libretas con palabras y abonó las plantas del jardín, miró a sus hijos a los ojos y llenó la pizarra con esquemas. Cuando quiso darse cuenta eran las ocho. La noche había atrapado al día. Otra vez.
El resto de la semana se la ve borrosa por la velocidad y por el tiempo, pero parece que trajina por la casa, conduce hasta el trabajo, acompaña al pequeño al dentista, recoge la cocina, chantajea a su hija y en las cenas se ríe de bobadas.
El domingo se despierta algo cansada. Y descansa, pero solo un poco, mientras saca al perro a pasear. Después decide tomarse un café y ponerse manos a la obra. Porque ahí está otra vez el caos. Y el abismo. Y las corrientes de aire. Y todo la requiere para crear de nuevo la semana.


Dedicado a Miriam, Mel , Jams y Jero,con los que he compartido no una sino casi seis semanas haciendo de dioses. Ahora tenemos descansar un poco, que es lo que le corresponde al número siete ¿no era eso? ;-)
Ha sido un placer hacer de jurado con vosotros.