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miércoles, 21 de marzo de 2018

Mitad mujer, mitad mar



Remedios Varo 

La señora que ha compartido sauna conmigo en la piscina municipal me ha enseñado las cicatrices de sus once operaciones. La mía, de apendicitis, se ha encogido hasta casi desaparecer ante el mapa de carreteras que recorría su cuerpo. Al final me ha aclarado que es una enferma rara, de esas que los médicos no atinan cómo curar. Hace poco se perdió el crucero que le regaló su prima por culpa de una de las operaciones, le hacía tantísima ilusión…
Ahora, entre un ingreso y el siguiente se viene a la piscina. Se lo  recomendaron en el hospital. Y se encuentra muchísimo mejor, ya no le pica tanto ese eczema que le dibujaba escamas en la piel.  Además ha conocido a otras, ya no se siente sola. Sus compañeras de Aquagym y ella, como viejas sirenas, subliman su  añoranza de salitre y tempestades en este tanque que apesta a cloro. Las olas las fabrican ellas mismas con sus chapoteos científicamente guiados por ese monitor tan buen mozo.
Y como ya no pueden cantarles a los marinos incautos desde las ventanas, charlan entre ellas y despotrican alborozadas de sus maridos, que las esperan en casa  varados frente al televisor.


Con este microrrelato participo en la actual convocatoria de Esta noche te cuento, concretamente aquí
Fotografía de René Maltête, propuesta por Esta noche te cuento para esta convocatoria.


jueves, 15 de marzo de 2018

Urgencia




La ilustración es de David Berkvam, robada del blog de la Microbiblioteca



En la pecera las horas transcurren  verdosas y lentas. Nos miramos, sin párpados, e intentamos  hacer de la respiración un arte. Con el oxígeno trasvasado desde las branquias modelamos burbujas tornasoladas, que proyectamos con los labios hacia el aire enrarecido de la sala. Algunas son esféricas y livianas como un suspiro, otras tienen la angulosa geometría de la preocupación. Pueden crear inesperadas turbulencias pero acaban fluyendo en mansas láminas.
Pescan a razón de un ejemplar por hora, ¿seré yo el siguiente? nos oímos pensar. Una vez en el cedazo, unos sinuosos conductos te llevan a otro compartimento: triaje, radiaciones, o una pecera menor. Eres observado por expertos en partes invisibles. Luego regresas al tanque principal, a continuar respirando tiempo y agua. De camino ves a otros que boquean, con las escamas secas, al borde del acuario. Tú no quisieras acabar así, pero sabes que no puedes elegir. 
Por fin sales del Hospital, ese universo viscoso en el que has tenido que ser pez. El aire penetra en tus pulmones ligero y frío. Dilatas los sacos aéreos para perder densidad. Inspiras y tomas impulso, persuadiéndote una vez más de que eres pájaro y sabes volar. 



Con este micro he quedado finalista en el concurso de la Microbiblioteca del mes de Febrero, aquí junto con Mei Moran, José Manuel Dorrego, David Vivancos y Lola Sanabria, a quienes felicito desde aquí. Estoy  feliz de haberme podido colar otra vez en esta biblioteca tan especial  y de compartir acuario con estos peces tan exóticos y delicados.  

viernes, 2 de marzo de 2018

Geología para psicólogos




El geólogo de campo sabe que una roca (o cualquier otra estructura) puede comportarse, ante un esfuerzo dirigido,  de manera frágil, dúctil o elástica.
Que una roca (una personalidad) llegue a fracturarse,  se deforme o simplemente regrese a su lugar tras un golpe, depende de varios factores físicos ( psicológicos):
En primer lugar, de la temperatura: cuanto más fría esté la tableta de chocolate (las relaciones afectivas), más fácilmente se romperá en pequeñas porciones. Hasta los niños saben que si le da el sol a la tableta (el cariño a la criatura) ésta cede como si se desmayara, pero no se fracciona.
La velocidad de la deformación: cuanto más rápidamente se flexione una rama, con mayor facilidad se rompe en dos. Si lo hacemos lentamente, se comportará con una elasticidad envidiable. Cuando el mismo estrés ( profesional ) lo concentramos en menos tiempo, más probabilidad hay de que se sobrepase el límite de resistencia (del trabajador ) y el asunto  acabe en una fractura ( u otro accidente laboral).
El tipo de material: no es lo mismo ser una bola de plastilina que una taza de cerámica, a la hora de reaccionar ante un martillo enfurecido. Y todos conocemos a dúctiles temperamentos de plastilina y a quebradizos corazones de porcelana.
Y por último, la presencia de fluidos: si queremos modelar un bloque de arcilla será mejor que la hidratemos, solo así será maleable y se adaptará a las órdenes de nuestras manos. Dejo la interpretación metafórica  de este último factor a la imaginación del psico-geólogo en formación.  
La presión litostática se trabajará en cursos más avanzados.
Cabe destacar, por otra parte, que si el esfuerzo es inferior a la resistencia de la roca ( del carácter) no se producirá deformación alguna.