Todos
en el poblado sabían que cuando el chamán hacía vudú, el desdichado destinatario
de su magia negra acababa muriendo. Así que esta vez decidieron que era inútil
desperdiciar agua y comida. A la semana lo encontraron muerto, de esta manera quedó definitivamente confirmado el poder sobrenatural de quien velaba por sus
destinos.
Con este microrrelato me he estrenado en el concurso 50 palabras.
Con este microrrelato me he estrenado en el concurso 50 palabras.
Ja, ja, ja. Un pueblo, al igual que el microrelato, muy consecuente.
ResponderEliminarLos hechiceros andan sueltos. Y todos somos muy sensibles a ellos. Nos encanta la magia, y en lugar de crearla nosotros esperamos a que nos la suministren los que dicen saber cómo hacerlo. Amén. Gracias por pasarte, Mazcota, hacía tiempo que no te "veía". Abrazos de principio de curso. Me voy a tomar una pócima para poder resistir el largo tramo hasta las siguientes vacaciones.
EliminarLeí este relato en Cincuenta Palabras en el mes "anónimo" y lo comenté, ahora me explico por qué me gustó.
ResponderEliminarUn abrazo, Paz
Ya vi tu comentario, Ángel, gracias por comentar con tanto cariño. Abrazo de vuelta!
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