Dedicado a Rafa Heredero, que es capaz de hacerlo.
Al
principio la sala era caos, confusión y oscuridad por encima del abismo. Su
mirada aleteaba sobre las butacas, cubriéndolo todo.
Entonces,
desde su cubículo de ahí arriba, sonrió.
Se
aclaró la voz. Pronunció el mantra con gesto solemne. Colocó la cinta y le dio
al interruptor.
La
luz se hizo, como cada noche.
Y
así, con la soltura y la dignidad que solo poseen los dioses, creó un Universo.
Aquí copio el microrrelato
de Rafa Heredero con el que ha ganado la última edición de la Microbiblioteca
En memoria de Hugo Dubois
El mariscal Hugo
Dubois (1867-1936), psicólogo e ingeniero matemático, debería ser reconocido
como el genio que cambió el rumbo de la Gran Guerra a principios de 1918.
Acantonado en la localidad de Enjôler, en el Frente Occidental, con la consigna
de defender París, diseñó un sistema de trincheras basado en la lógica de las
ilusiones ópticas. Hizo excavar zanjas asimétricas con proyecciones en
diferentes ejes, cuyos perfiles imitaban líneas expresionistas. El efecto
creado, una red donde confluían perspectivas oblicuas difuminadas hacia los
cuatro puntos cardinales, resultó infalible. Sin referencias precisas, desde
sus trincheras regulares, los disparos erráticos de ametralladora del ejército
alemán no causaron ninguna baja; sus granadas explotaban en lugares inútiles;
los soldados se perdían al intentar cualquier incursión. Dubois sabía que la
guerra además es psicológica. Cuando el desánimo invadió al enemigo, el éxito
de la contraofensiva francesa estuvo asegurado.
En honor del
mariscal se colocó su estatua en la plaza de Enjôler, erigida siguiendo las
instrucciones de los planos de sus trincheras. Aún hoy nadie ha conseguido
admirarla de cerca.
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