Manolo se sienta a contemplar la ciudad, que se le ofrece como una red tensada bajo sus pies. Al final está el mar, exhibiendo su trazo con rigor. Pero lo que hay que pescar se encuentra en esta malla de calles, ventanas y terrados que ve desde su atalaya. O un poco más allá.
Baja desde
las barracas del Carmel hasta las mansiones con jardín de Sant Gervasi.
Descender para medrar, es el plan. Si funciona, sustituirá la moto robada por
una propia, extraerá la raíz de cuajo, engañará al destino, será otro.
Una tarde se
cuela en un guateque al que no ha sido invitado. Porque la vida debería ser una
fiesta. Y él la merece, aunque no tenga buzón donde recibir invitación. En el jardín
de la casa donde conoce a la chica, las plantas tienen un porte sereno que
nunca vio en los matojos que resisten alrededor de las chabolas de uralita.
Ella acaba
subiendo al barrio bajo. Se deleita en su propia audacia. Siente que se libera
de un tedio muy antiguo. No puede soportar sentirse tan Teresa, tan de su entorno
y de su familia. Quiere ser otra.
Todo termina mal, como era de esperar.
Pero, en algún momento, ambos pueden haber imaginado la fusión de esas dos identidades huidizas en la forma de un híbrido: un niño. Un pijoaparte diminuto. Una criatura de una sola pieza, que se sabe sólido y real, pero que aun así no puede evitar fingir. Porque es pura ficción, y los personajes de ficción saben que habitan en el único territorio donde el fingimiento y la verdad son una misma cosa.
Fotografías propias, hechas para ilustrar el texto
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la historia, gracias por compartirla.. la has acompañado muy bien.
ResponderEliminarLos nadie siempre quieren estar en otro lugar, pero las puertas, las puertas siempre parecen cerradas o llevar directamente a una trampa.
Muchas gracias! En la superficie he visitado los escenarios de la novela de Juan Marsé "Ultimas tardes con Teresa" y he hecho una actualización resumida con palabras e imágenes. De paso conozco mejor los barrios de Barcelona. Pero en otra capa y para mis adentros he indagado en otras cosas que me interesan y no sabría expresar de otra forma.
EliminarLo de pasearme buscando lugares literarios es algo que he intentando alguna vez y nunca he completado :) es una buena idea.
EliminarHace años que leí la novela de Juan Marsé y has realizado un homenaje muy curioso hacia una historia de amor que naufraga por culpa de las clases sociales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, José Antonio. Me interesaba hurgar en la idea de no aceptar lo que uno es y querer impostar otras vidas. Abrazo de vuelta.
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