Siempre le
chocó ese destello marino en la mirada del hijo, tras su linaje de ojos negros.
Caprichos de la genética, pensaba. Hasta que una analítica rutinaria revela el
grupo sanguíneo del adolescente, incompatible con el suyo. Todo confluye en la
terrible sospecha de un engaño. Tan fácil como someterse a un sencillo
protocolo.
Frente a su
puño apretado, ella jura haberle sido fiel. Abren sus vidas en canal con una
saña desconocida. Donan fluidos, se someten a más pruebas. Él ofendido, ella
rabiosa. Del chico basta su cepillo de dientes.
A la espera
de la cita, la casa es un campo de minas.
Un médico,
parapetado tras su mesa gris y su bata blanca, suelta la noticia como quien lanza
una granada de mano. Protegiéndose de las esquirlas tras un informe repleto de
tecnicismos, les dice que tampoco es hijo de ella. Que lo siente mucho, les
parece oír a lo lejos entre una polvareda de palabras absurdas como
negligencia, intercambio, pasado, enfermeras y falta de protocolos.
Mientras
ellos tratan de sobrevivir a la devastadora explosión, el chaval de ojos azules
disfruta probando con un par de amigos las armas de la última versión online de World
of Warcraft.
Con este relato he participado en la convocatoria de Esta noche te cuento basada en la frase de Horacio Non omnis moriar ( algo así como NO moriré del todo) , aquí
Quizás cambiase de opinión si me ocurriese, pero al final la genética no me parece tan importante. Alguien que has criado durante tantos años ya es tu responsabilidad. Otra cosa es el engaño de tu pareja, claro, ahí entran en juego muchas más cosas... Es un tema que da para muchas reflexiones.
ResponderEliminarPues me basé en un caso real que me pasó mi hijo en forma de noticia. Una pareja que se entera que el hijo no era ni de él ni de ella, por un supuesto cambio de bebés en el hospital. Imagínate qué situación...sí da para reflexionar.
EliminarMe gusta cómo te las ingenias para que una inocente noticia socave los cimientos de una familia. El único que no sufre es el interesado.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, José Antonio. Sí, el chaval está tan tranquilo mientras sus padres atraviesan un tsunami. Me pregunto si serían capaces de no transmitirle el mal rollo al chaval. Total, en realidad no ha habido ningún cambio más que el conocimiento de lo que ocurrió, pero eso no afecta a que han criado a ese niño concreto. Aunque no sé yo...
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