Foto propia
Al entrar, la farmacéutica le está diciendo a una clienta que como
las pastillas para el mareo producen somnolencia, algunas marcas añaden algo de
cafeína.
La clienta resulta ser mi vecina.
─ Uy, ¡Hola!
─ Yo tampoco te había reconocido por detrás ¿Qué tal? ¿Cómo estáis?
─ Bien. Hoy vamos a llevar a mi tía al mar.
─Ah, pues nosotros también nos vamos a la playa ahora. ¿A dónde la
lleváis?
─Ella quería que la lleváramos a la Barceloneta, que es donde
vivió de joven, pero ahora no se puede ir allí. Vamos a ir más lejos.
Pienso que si el viaje es largo y la mujer mayor no es mala idea
darle una Biodramina.
Mientras recoge el cambio y mete los medicamentos en su bolso me comenta
que ahora hay unos barcos funerarios que se meten mar adentro, y eso sí que
está permitido.
De repente me acuerdo de que me lo contó. Su querida tía. Y lo
triste que había quedado su madre sin su única hermana.
Tartamudeo un poco al despedirme. En cuanto sale por la puerta de
la farmacia repaso la escena en mi cabeza. Me siento como si acabara de bajar
de un carrusel. Y me pregunto si debería añadir a mi compra una caja de biodraminas.
La vida nos lleva en su carrusel lo queramos o no, nos subimos en un punto y no suelta sin avisar...
ResponderEliminarLa vida es una tómbola, tom tom tómbola! Me gustan estos símiles que comparan lo que es la vida con las ferias destartaladas y coloridas que recuerdo de mi infancia, tren de la bruja y espejos deformantes incluidos.
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