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viernes, 15 de noviembre de 2019

Pura vida


"La microficción nació en literatura con un objetivo –que en realidad son muchos dentro de uno solo– que es mayúsculo y, además, aparentemente inasumible para un género de extensión tan pulgarcita. Esa titánica razón no es otra que conseguir la hazaña filosófica de relatar el presente, constituir el gran catálogo de nuestras miserias cotidianas, retratar la razón de nuestra vulnerabilidad, e indexar, por supuesto, el inventario de los vicios más ocultos que corroen los pilares de nuestra mortal existencia. Es decir, en resumen, nació para explicar la vida, algo que, por increíble que parezca, algunos libros de microrrelatos –los menos, eso sí– acaban consiguiéndolo. Jardinería de interior (Paz Monserrat, 1962) es uno de estos pocos.

Porque como ya he insinuado, lo que al instante resalta en la escritura que Paz derrocha en este libro es su vitalidad Pues es todo vida. Un vergel literario, se diría. Y no me refiero solo a la vida de la propia autora, que sin duda asoma casi obscena entre el follaje de sus páginas, en su sensual poesía o en su delicado lirismo. Ni tan solo a la intrínseca vida de cada uno de los relatos que componen esta grata colección, que exuda implícita de estos cuentos bulliciosos, palpitantes, amargos, dulces o especiados que la autora ha elaborado con una precisión y una técnica, que por momentos destacan tan minuciosas y académicas, como a la vez llenas de latido y de frescura. Me estoy refiriendo incluso a la vida de los que lo lean, una vida que, por mucho que algunos se empeñen en impedirlo cuando aborden su eventual crudeza, su puntual pesadumbre o su esporádica aflicción, se positivará de forma inevitable en reveladores daguerrotipos con cada párrafo.

Porque en esta enorme colección de elementos tan vigorosos que es el magnífico libro de Paz Monserrat, cabe todo. La vida misma, dije solo hace un rato que cabía. Cabe, entre otras particularidades, la imposibilidad de vivir de forma apacible en esta sociedad moderna que nos empuja hacia la trasgresión como forma de trascendencia. Caben, también, el paradigma del aislamiento, la enajenación y la falta de identidad del hombre contemporáneo, de los sentimientos y las relaciones ambivalentes. Y cabe incluso, si me apuran, todo eso que quisimos ser, en plena y flagrante confrontación con lo poco que en realidad hemos alcanzado a ser.

La autora pone la atención, el punto de luz –cuánta luz emana de estos noventa y tres títulos– sobre los detalles, o, mejor, sobre los átomos en los que descompone la vivacidad de este libro, porque quizá por su condición de bióloga siempre ha sabido que solo a través de ellos es posible explicar el mundo entero. Así, partiendo de estos, cuando leamos los relatos de Jardinería de interior aparecerá ante nosotros todo un mundo no escrito, pero sugerido. Al sumergirnos en él, daremos por supuesta una vida interior de sus personajes que, la mayoría de las veces, ni ellos mismos alcanzan a atisbar. Porque al obligarnos a acompañar a esos atribulados protagonistas en las historias marginales y domésticas, imposibles y cercanas, fantásticas y prosaicas que conforman su irrepetible universo, la autora hará que seamos nosotros los que acabemos confiriéndoles a esos seres una apabullante existencia que, irremediablemente, desbordará a borbotones las páginas de sus cuentos. Nos obligará a que seamos nosotros los que nos sintamos vivos"

Raúl Ariza






Esta es la reseña que Raúl Ariza ha escrito sobre mi Jardinería de interior para el número de noviembre de la revista Quimera. Estoy feliz y muy agradecida tanto a Raúl como a los editores.




4 comentarios:

  1. Muy justo y agudo comentario de tu libro que está llegando a revistas literarias como Quimera. ¡Qué sentimiento de plenitud tienes que tener ante este vástago de microficciones! Un abrazo.

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    1. ¡Gracias Joselu!Pues si, efectivamente, es una de esas satisfacciones íntimas y un poco inconfesables que hay que degustar a solas o en buena compañia. Como cuando un exalumno te recuerda con cariño, un hijo consigue algún logro digno de sus sueños, o una vecina te dice que le ha gustado una de tus historias. La visibilidad de los invisible, o algo así. Reconforta mucho que lo que has construido en la intimidad tenga alguna repercusión individual o colectiva.
      Quimera (¡!) , Raul, gracias otra vez.

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  2. me ha encantado encontrarte Hoy leo poco
    me gusta como reseñas
    abrazo desde
    Miami

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