Yo estoy intentando ver a mi madre.
Debo empezar ahora a aprender a mirar
Cuando menos me lo espero mi
madre me habla desde el más allá. Nunca de metafísica, de religión o de
universos paralelos. Nada de psicofonías, ni de vaporosas voces de ultratumba.
Con su castellano transparente y su acento aragonés me dice cosas como: “Se
dejan cocer a fuego lento hasta que estén en su punto”, o: “Resultan muy buenos
con un flan de arroz blanco al lado , y sirve de plato único pues la salsa de
los calamares le da mucho sabor al arroz”.
Mary Gordon
Sus palabras flexibles y
disciplinadas, sin una sola falta de ortografía, avanzan por las hojas de anillas que cada
tanto me enviaba en un sobre con sus recetas favoritas, para que las fuera
añadiendo a la libreta que me regaló.
Muchas veces me sorprendo a mí
misma queriendo llamarla para preguntarle algún detalle, sobre todo de los
platos de pescado y de algunos postres.
Hoy voy a seguir paso por paso
las instrucciones que me dicta para cocinar los calamares guisados, así
comprobaremos en familia que ese “¡Están buenísimos!” que escribió al final es
la mejor descripción para este divino y contundente plato único.Con este microrrelato he quedado finalista del mes de Enero en el concurso de La Microbiblioteca, junto a Asun Gárate, Anna Jorba, Pedro Herrero y Mónica María Brasca. Enhorabuena a tod@s.
Yo estoy muy contenta de que haya sido precisamente este texto el seleccionado para ser incluido en el libro. Me ha parecido ver una sonrisa como la del gato de Chesire por ahí arriba.
Además ha sido leído en una emisora mexicana, en el minuto 21 de éste programa.
El libro de la microbiblioteca
Felicidades a los premiados. Pero lo más importante, lo que me tiene en ascuas y que, en cima, no acaba de quedar claro en el relato... ¿Te quedaron buenos los calamares?
ResponderEliminar¡Divinos!
EliminarLas madres SIEMPRE tienen razón (aunque sea a posteriori).
EliminarSin duda debieron estar de muerte.
ResponderEliminarUn abrazo desde el más acá.
Lo estaban. Los duelos hay que cocinarlos a fuego lento, y a ser posible con ingredientes de primera calidad. Otro abrazo de vuelta, Josep Maria.
EliminarFelicidades, Paz. Un micro como debe ser, donde la salsa no está dicha, ese recuerdo de la madre, ese que siga viviendo en los actos cotidianos. Me ha gustado. Qué bien escribes, muchacha.
ResponderEliminarGracias por los piropos y las salsas, Javier. Nos vemos enseguida ¿eh?
EliminarMontserrat este guiso, hecho relato, con recomendaciones del más allá, es de cocina de lujo, como las cocineras, tú y tu madre.
ResponderEliminarMe encanta compartir cartel contigo.
Madres y abuelas habitan en nuestro interior, como muñecas rusas. Y tú lo sabes tan bien como yo ¿verdad? . Gracias Anna, y lo mismo digo , ya te advertí con antelación que tu micro me gustaba.
EliminarNota: Monserrat es mi apellido, sin la t intercalada, no es un nombre compuesto ( no pasa nada , es un error de lo más común)
Un abrazo!