Un día,
después del recreo, no la vimos más.
Cuatro décadas después, cada vez que nos juntamos, mis compañeras
proponen jugar a imaginarle vidas. Como si no pudieran soportar que, mientras
ellas acumulan decepciones y kilos, Violeta siga siendo aquella niña flacucha e
indomable.
Una opina que saltó el muro del patio y se fue con los feriantes.
Otra recuerda que era adoptada, y describe un emotivo rapto por parte de su
madre verdadera. La más novelera dice haber reconocido su mirada desafiante en
una actriz muy conocida.
Una simple mudanza, enfermedades, adicciones… distintas versiones
que van hilvanando su destino sin nosotras. Historias manejables, cortadas a la
medida de nuestro aburrimiento.
A veces se conforman con una existencia vulgar, lejos del pueblo. Yo
aparento seguirles la corriente. Alterno escenarios realistas con otros más
bohemios.
Un día lo haré, pero aún soy incapaz de contar lo que ocurrió
aquella mañana. El desafío. Mi culpa por gritarle, mientras me tapaba los ojos
para contar hasta veinte, que la iba a pillar enseguida. Mi asombro al
comprobar su inusitada destreza jugando al escondite.
Y ese buscar desesperado, insomne, atroz… que todavía
continúa.
Esta es mi propuesta para la convocatoria de Esta noche te cuento sobre "la sorpresa y el asombro" Aquí para leerlo en la página del concurso.
PD: Ha sido seleccionado y se va para el librito de ENTC. Me hace mucha ilusión.
Algunas personas se toman muy en serio los juegos ;)
ResponderEliminarMe has recordado a un amigo de mi grupo de la infancia, siempre llegaba tarde, a veces no aparecía... Un día quedamos y no apareció, no pensamos nada raro, pasaron los días y llamamos a casa sin que nadie respondiese... No volvimos a saber nada de él. A veces me siento culpable por no haber insistido más...
Ayy, yo me lo he inventado pero veo que tiene visos de realidad. Las desapariciones de las amistades de la infancia es una buena metáfora para otras muchas desapariciones. Y hay algo que siempre me ha impresionado: cuando muere o desaparece alguien los demás seguimos envejeciendo y esa persona sigue eternamente en su edad. Qué cosas! ¡Gracias por comentar, después de tanto tiempo, tú no desapareces!
EliminarPrecioso.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Yolanda! Llevaba mucho tiempo en una sequía de esas pertinaces como las del franquismo. A ver si consigo engrasar motores poco a poco... Un abrazote grande!
EliminarMuy bueno.
ResponderEliminar¡Gracias, Antonio! Me hace mucha gracia "recibir" en mi recóndito blog. Te envío un abrazote
EliminarInquietante. Muy bueno, Paz.
ResponderEliminar¡Gracias, Anna! He "guelto" a ENTC, con los que siempre estáis ahí.
EliminarTu narrativa siempre muy ágil y con fresca capacidad de sorpresa. Gracias por el talento.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte y comentar, Ricardo.
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