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martes, 18 de junio de 2019

La madre del cordero

Fotografía "robada" a la web de la microbiblioteca


Ideas parásitas, pequeños hurtos, quejas autocompasivas, acné persistente, resentimiento, faltas de ortografía, y esa desagradable halitosis vital que me caracteriza. Todo. Ahora lo sé. Absolutamente todo lo que soy se remonta a aquel paseo por el parque. He necesitado diez años de terapia y cuatro sesiones de hipnosis para que saliera a la luz el origen de todas mis miserias. Hoy lo he revivido, de alguna forma lo he vuelto a experimentar: el fatídico momento en que levanto la vista y me doy cuenta –con el desamparo de un corderito que es llevado a sacrificar de que le he cogido la mano a una señora que no es mi mamá. Ese vértigo. Ese trauma germinal. Inmediatamente remachado por las risas de mi hermano Abel. El favorito. El médico. El listillo incapaz de imaginar que en breve recibirá una visita.



Con este microrrelato he quedado finalista en el último més del concurso de La Microbiblioteca de esta edición y he conseguido colarme en el libro "in extremis".

8 comentarios:

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    1. Gracias Elena,tú sí que eres muy buena. Un abrazo de los idem ( buenos)

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  2. muy bueno desde ese giro materno y ese final que se sabe fundacional... saludos, me quedo por acá...

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    1. Muchas gracias! Qué alegría que se añadan lectores a mi recóndito blog. ¡Bienvenido!

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  3. Enigmático relato que he leído con mi hija para intentar desentrañarlo pero no nos hemos quedado totalmente convencidos. Sin duda, Abel, el favorito, espera la visita de su hermano herido por sus risotadas y suponemos que es por motivaciones bíblicas y que tendrá el mismo desenlace que en el Génesis. No es desde luego transparente. Tiene trastienda.

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    1. Pues la verdad es que no sé si un texto así se debería de intentar "explicar". Yo no tenía ninguna idea previa sobre su mensaje al escribirlo,simplemente partí de la imagen ( a mí me pasó, no sé si es algo común) del niño que se pega el gran susto cuando ve que le ha dado la mano a alguien que no es su madre, y lo demás fue saliendo sin planificación. Abel es un nombre bíblico y que despierta envidias, ciertamente.

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  4. esa fina línea que separa los traumas verdaderos de las excusas para justificar todos los tropiezos , ¿verdad?

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    1. Pues es otra manera de verlo, sí. Esto es lo interesante: que lo que se escribe, cuando sale afuera, explota en mil significados sin el control del que lo ha parido. Me encanta. Gracias por mostrarme tu esquirla, Beauséant.

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