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domingo, 13 de julio de 2014

Aventuras



Aquel mes de Agosto había sido planificado con todo detalle y con mucha antelación. En Enero ya sabíamos que el pequeño iría de campamentos y que los dos adolescentes aprenderían inglés: la chica en Irlanda y el mayor en Canadá.
Cuando tuve los billetes de avión en la mano y el campamento pagado me encontré con el regalo de cuatro semanas sin niños. Como mi marido se iba a quedar trabajando en la ciudad, para poder así mantener el nivel de vida de su insaciable familia-decía él bromeando-decidí aceptar la invitación que tiempo atrás me había hecho mi prima , la que vivía en Australia.
Los miembros de mi familia se iban a diluir por todo el planeta, impacientes por vivir aventuras.
A la vuelta de nuestra particular diáspora, mi marido me esperaba sonriente en el aeropuerto. En cuanto me acerqué a besarle noté como un brillo nacarado en su cutis. Entonces me di cuenta. Y supe que nunca podría echarle en cara que él hubiera sido el único de la familia que había tenido una auténtica aventura. 


7 comentarios:

  1. ¡Vaya!
    Aunque viajar es la verdadera aventura... lo demás corto de miras.
    Un besazo guapa
    Marta.

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  2. Un pequeño relato con sorpresa final.

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  3. Gracias por comentar Marta y Joselu ! Bueno , Marta, no he explicado qué tipo de aventura tuvo el marido de la protagonista: quizás la experiencia de quedarse solo ya fue suficiente aventura para él , quién sabe.

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  4. Te confieso que quedarme sola, en si, ya es una aventura inigualable (ja, ja..)

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  5. No sabes cómo te comprendo, Marta.Sonrisa cómplice.Y un abrazo veraniego.

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  6. Desde luego, no es preciso ir muy lejos para vivir una aventura pues ésta puede estar esperándonos a la vuelta de la esquina. Otra cosa es querer (o saber) buscarla y, sobretodo, encontrarla. Pero... ¿de qué clase de aventura estamos hablando? Es que me ha despistado tanto la inusitada comprensión de la mujer...
    Saludos.

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  7. La mujer viene de viaje y es consciente de haber aprovechado su oportunidad, así que se permite ser comprensiva con el marido sea cual sea la aventura que haya tenido.O eso creo, porque con los personajes de ficción nunca se sabe...¡Feliz verano Josep Maria!

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