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lunes, 8 de abril de 2013

El ojo del huracán



La primera vez apenas levantó una leve brisa, pero no consiguió su cometido.
-¡Sopla más fuerte!
Se subió a la silla. Ensanchó la espalda. Concentrado, miró fijamente las cinco velitas. Calculó la distancia. Hinchó los mofletes. Apuntó.
Y sopló.
Al principio notaron una densa calma, como un vacío. Después un pequeño torbellino, una ligera corriente de aire recorrió el suelo de la habitación.
Al momento vibraron los cristales, explotaron los globos y la melena de la madre de Oscar se elevó electrizada. Las palomitas de maíz levantaron el vuelo y los niños las seguían tratando de  disfrutar de su repentina ingravidez. Los bocadillos de jamón con mantequilla pegados en las paredes y la lluvia de aceitunas con Fanta constituían el paisaje ideal para un cumpleaños.
De repente los cristales dejaron de protestar y se rompieron, abriendo así una vía para que los pequeños Peter Pans volaran hacia el exterior del edificio mecidos por esa divertida espiral.
Las mamás reían con una risa algo histérica,  se sentían livianas como si volvieran a ser adolescentes.
El edificio se meció a derecha e izquierda, pero por suerte nunca llegó a su límite de elasticidad. Tras un remeneo de flan regresó al equilibrio.
Fue el cumpleaños más feliz al que habían asistido los de la clase de los Pingüinos.
Cuando acabó la tremenda juerga que les había preparado Oscar y su mamá, las demás madres llamaron  a sus hijos para que fueran jugando a algo más tranquilo mientras ellas recogían. Se las veía con los ojos brillantes y despeinadas.
Al regresar al centro de la habitación se dieron cuenta de que el pastel seguía allí: terso, reluciente de chocolate negro, con su borde de lacasitos  y sus cinco velitas con llamas temblorosas anunciando que había llegado el momento del  Happy Birthday  y de los regalos.

                                                                                                  La  foto es de mi sobrino Elías 
                                               Este texto fue publicado en el número 211 de la revista Axxón
                                                        


9 comentarios:

  1. Me gusta este micro de atmósfera mágica, Paz; porque me eleva con los niños y me hace sentir que juego y disfruto.

    Mi enhorabuena a tu sobrino por la foto, a ti por la publicación y -una consideración técnica- pon la letra de las anotaciones un poco más grande porque a los que sufrimos de presbicia nos da la sensación de que te avergüenza el éxito. :-)

    Un abrazo,

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    1. ¡Arreglado el tamaño de la letra de las notitas! Jaja , es que a los miopes no nos afecta tanto la presbicia y no nos ponemos en la piel ( en los ojos) de los que la tienen. ¡¡Gracias!!

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  2. Paz, si tienes tiempo y, sobre todo, ganas, échale un ojo a éste. Creo que no lo conoces pero creo que te recordará a algo... ;-)

    http://grimasyleyendas.blogspot.com.es/2011/12/fiesta-infantil-de-altos-vuelos.html

    Un abrazo y un hipogrito huracanado,

    D.

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    1. Pero bueno David ¿qué pasa con las convergencias temáticas de nuestros relatos antiguos? Menos mal que el mío se publicó en el 2010, antes que el tuyo jiii. Y en el mío hay una base autobiográfica de muuchos lacasitos.¿tu cuando has hecho de payaso en un cumple? Abrachotes!!

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    2. El mío también che publicó en dochmil diech, no te creach... Habrá que ver la foto-finich...

      Petons,

      D.

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    3. Habrá que ir a buscar a un notario rápidamente. LLámalo tú, plis, que yo me tengo que ir a preparar un pastel con lacasitos. El caso es que hay que salir volando de los cumpleaños infantiles, como moraleja principal ¿ no ?
      A ver si va a resultar que somos almas literarias gemelas.Un notario, por favor!

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  3. Qué maravilla de cuento fantástico, rayando el realismo mágico. Un instante, un sueño, un deseo. Felicidades por escribir así.

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  4. Me enkanta bonita. Ahora mi obra pictórica versa sobre el elemento aire y tu relato me ha soplado cosas en el oido que un dia verás pintadas. No aterrices nunka. Open my meat Paz.
    Grácias bonita por entretener a mis Musas con tus relatos de la mano de Eolo
    Teresa Dixit

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