Una parrillada de fin de semana en el chalet de la urbanización suele
ser garantía de pocas sorpresas, pero ayer se confirmó que los fenómenos
paranormales se pueden esconder agazapados en cualquier esquina de la realidad,
para saltar a la yugular sobre los más incautos.
Cuando nos dimos cuenta del origen del polvillo que había sobre las
sardinas que nos acabábamos de comer ya era demasiado tarde.
No teníamos nada que objetar a que cada uno haga lo que quiera con las
cenizas de sus muertos ( una amiga mía me confesó un día que ella quería que
sus cenizas se esparcieran- disimuladamente- por el Corte Inglés, el lugar en
el que pasaba sus mejores horas). Comprendíamos, además, que la señora María había pasado muchos
veranos en la casita adosada contigua a la nuestra, últimamente muy impedida
pero siempre con esa sonrisa entre irónica y resignada. Que le iba a resultar
muy placentero flotar por toda la eternidad sobre su jardín y así contemplar como
crecían nietos y biznietos desde su nueva dimensión gaseosa. La situación era
impecable, y muy emotiva. Los vecinos ya nos habían contado lo que harían
cuando fuimos al tanatorio.
Con el único elemento con el que podíamos enfadarnos era con esa
indiscreta ráfaga de viento que había desviado el desarrollo del rito funerario
hacia nuestro jardín, con un remolino juguetón sobre la parrilla donde se
freían las sardinas.
La señora María viajará, a partir de ahora, allá donde nosotros y todos
nuestros invitados vayamos. Conocerá el ancho mundo que se le negó al
encerrarla durante tantos veranos en ese aburrido y claustrofóbico chalecito.
Nunca es tarde para comprender el motivo de una sonrisa enigmática.
( Este microrrelato quedo finalista en el concurso de la microbiblioteca el pasado mes de noviembre 2012 )
Me ha recordado lo que me refirió una amiga, patrona de barco, que se ofreció a esparcir las cenizas de la madre de un amigo... ¡y las recibió de lleno por lanzarlas a contraviento, jaja! La clave de tu relato es esa sonrisa perversa, ¿giocondina?, vaya que sí. Con ella me marcho.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Feliz finde para ti también, con sonrisa enigmática incluída.Gracias por pasarte.
ResponderEliminarMe gusta ese viaje de la señora María, Paz y -por supuesto- esa sonrisa enigmática que se comprende al final y que -técnicamente- apuntala y hace grande todo el micro.
ResponderEliminarMis aplausos y -sólo por si entonces no lo hice- ¡enhorabuena por esa mención!
Gracias Pedro ,pero seguro que ya me felicitaste en su momento , tú no escatimas caricias.Un abrazo!
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