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martes, 26 de marzo de 2013

La emoción del primer trabajo



La joven ya ha llegado a la agencia. Sube las escaleras apretando contra el pecho el bolso de mano que contiene su flamante currículum de licenciada  en pedagogía. Antes de llamar a la puerta deja por un momento el paraguas en el suelo y se seca las manos en la falda.
Aparte de su carrera universitaria, su amplia experiencia como monitora de colonias, vigilante en comedores escolares y profesora particular tendrían que proporcionarle serenidad en su primera entrevista para acceder a un puesto de aupair en el extranjero, pero sus manos sudorosas y el galope de su corazón desmienten semejante obviedad.
Le abren. Responde a las preguntas. Si, tiene vehículo propio, nivel alto de inglés.No fuma. Aporta unas referencias impecables. Acepta el sueldo y los horarios. Hay una plaza en una familia de Londres. Puede empezar ya.
Sonríe. Firma el contrato. Baja las escaleras a saltitos hasta el primer piso, el tramo final sentada en la barandilla. Empieza a afinar su voz inventándose una canción absurda con palabras larguísimas y ritmo machacón. En la puerta se cruza con un operario que viene a reparar calderas de calefacción. Mary le guiña un ojo.
Sale a la calle. Se ajusta las horquillas de su peinado, se coloca su gorrito  y, suspirando, abre el paraguas.
Una ráfaga de aire le ayuda a elevarse por encima de los tejados, empujándola suavemente hacia las brumas del norte.


Dedicado a Mila Pubalova , Lenka Krestankova y Lenka Lehmann, mis tres supercalifragilísticas y espialidosas ex aupairs favoritas


3 comentarios:

  1. Precioso, superbonito. No se que tendran estas brisas del Norte que enganchan tanto...

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  2. Si tuviera que definir este micro diría: supercalifragilisticoespialidoso. :-)

    Me ha encantado.

    Un abrazo,

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  3. ¡Gracias Susana y Pedro! Os dejo, que tengo a alguien entrando por mi chimenea. Abrazos

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