Publicaciones

miércoles, 15 de mayo de 2013

De camino al trabajo




Me mira. Todos los días.Cuando salgo del tren y paso por delante del edificio de camino al trabajo. Desde la terraza del primer piso. Fijamente. Como si buscara a alguien.
No hay cortinas y la puerta de la terraza está abierta. Pienso en el frío que estará pasando ahí afuera. Dan ganas de subir a abrazarle. Asoma medio cuerpo desmadejado y sarnoso por encima de la barandilla y mira a la calle, como trastornado. Adentro solo hay paredes enmarcadas en aluminio. Me imagino la secuencia: primero notifican, luego vacían, después vienen los del banco a cerrar. Como no saben qué hacer con semejante animal lo retiran de en medio para poder limpiar mejor. El oso es más grande que ellos. Cargan su peso muerto y lo arrojan a la terraza que da a la calle de la estación. Abajo, sentados en el alféizar de una ventana del bar, pasan el día los taxistas esperando un cliente y haciendo bromas con la chica guapa que siempre les acompaña. En la otra esquina un par de jubilados reparten folletos con ilustraciones del  reino de Dios y rebaños de corderos.
El descomunal oso de peluche intenta llamar la atención con sus brazos abiertos en una contorsión que recuerda una súplica. Pero todos aparentamos que no pasa nada, que no vemos al enorme peluche de tómbola ni oímos su grito silencioso y naranja.

                                    Mi tercera propuesta para la primavera de microrrelatos indignados

8 comentarios:

  1. Ese peluche era de alguien, como la casa, las paredes. Es la metáfora de lo abandonados que están dejando a la gente, sin nada a lo que recurrir.

    ResponderEliminar
  2. Tremenda crítica Paz, pobrecico, si nadie se lleva al oso, me lo quedo yo.

    Un abrazo desde el alambre.

    ResponderEliminar
  3. ¿Somos el adorno de nuestras casas? Me pregunto, ¿hay algo que nos pertenezca? ¿En qué momento he dejado de ser un animal social para convertirme en un oso solipsista?

    Un espejo de microrrelato, Paz. Excelente :-)

    ResponderEliminar
  4. Luisa, Miquel , José Luis! entre todos vamos construyendo las alambradas con todo lo que encontremos , ositos de tómbola incluidos. ¡Gracias por entrar y comentar!

    ResponderEliminar
  5. Como dijo Flaubert "El oso soy yo.." Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cortazar también nos explicó una historia muy rara de un oso que subía y bajaba por las cañerías, que seguramente también era madame bovary jaja Saludos, Pablo!

      Eliminar
  6. Como un enorme grito mudo cada día que pasas por la terraza. Me gusta tu blog, así que me quedo. Te animo a visitar el mío.

    Saludos Paz

    ResponderEliminar