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miércoles, 13 de febrero de 2013

Up in the air


Lo que más emociona a Alejandro no es llegar a su destino sin problemas , sino el preciso momento en el que las nubes quedan abajo. Las turbulencias,  que tan nervioso ponen  al resto de los que viajan en avión –azafatas incluidas-, no solo no le impresionan sino que le proporcionan ese exceso  de adrenalina que le llevará al climax en cuanto atraviesen el límite de las nubes. Le fascina esa capa de la troposfera en la que la textura del aire se vuelve gelatinosa y rebelde, y  los estados de la materia confluyen en un remolino de presiones contrapuestas y de gases coagulados que recuerdan  a una  crisis.
No le gusta el Mediterraneo, con sus cielos nítidos y sus azules estridentes. Cuando viaja por Europa  su mayor deseo es despegar desde la bruma de un aeropuerto del norte. Al llegar a la luz-aun más sorprendente por el contraste-comienza a sonar su propia banda sonora .
El problema lo tiene cuando vuela por el continente africano y sus copilotos no tienen ni idea de quiénes son los Beatles; siempre le miran raro cuando empieza a cantar en voz alta y sin ningún pudor  Here comes the sun  mientras  atraviesa  la única frontera que conoce.
                                                                                         

                                                                                                    ( la foto es de Elías Ruiz Monserrat)




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