Mientras los Rodríguez le cuentan a la psicóloga lo mal que se porta su hija, ésta dibuja, muy concentrada, en la mesita del rincón. Palotes y círculos inconexos, aunque en cada mano exactamente cinco dedos.
Al final de la
sesión, ella también es tenida en cuenta para completar el puzle y contesta a
la amable pregunta de la señora que hablaba con sus papás, que ahora señala su
dibujo con interés: Éste es mi papá
borracho y ésta mi mamá con su amigo Carlos.
La niña observa
cómo una ceja empieza a levantarse en la cara de la señora simpática.
Ah, ¡éste lo conocíamos! Palotes y papás borrachos. Excelente...
ResponderEliminarPues yo no lo conocía y me alegro de que lo hayas traído hasta aquí.
ResponderEliminarSolo por no repetir lo dicho por el Sr. Vivancos, exclamo: ¡Magnífico!
Miedito da la sinceridad de los niños.
Un abrazo,
Los papis creemos que los niños no se enteran de nada.Craso error.¡Gracias a los dos por pasar! Abrazos
ResponderEliminarSe nos olvida que son personas y que tienen los sentidos muy despiertos, por eso muchas veces nos encontramos con estas "sorpresas"
ResponderEliminarGracias por la sonrisa
Besitos
Me alegra tu sonrisa, Elysa ( y sin habérmelo pensado me ha salido un pareado!)Bss
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