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viernes, 28 de abril de 2017

Alguien voló sobre el nido




Cuando regresé con la compra, los trillizos no estaban en la cuna. En su lugar, un bebé del mismo volumen que mis tres niños juntos me miraba fijamente con su rostro abotargado. Había oído hablar de estos sucesos, pero siempre creí que se trataba de una leyenda urbana. Miré con furia a ese parásito inaudito. Me imaginé una nube de plumas saliendo del almohadón tras ejercer la presión necesaria. 
Fui volando hacia la ventana y comprobé que mis hijos yacían temblorosos al fondo del patio de luces. Mis piernas se convirtieron en musculosas garras, mi boca se transformó en una potente prensa cornea, negrísimas plumas de cuervo crecieron sobre mis brazos. Me lancé en picado hacia las tres criaturas que abrían sus bocas suplicando mi protección. Y mientras las acunaba en mi regazo, la vi de reojo asomando por una esquina. Cómo se me había ocurrido dejarle a ella las llaves de repuesto. Cómo era posible que no hubiera entendido mi negativa a quedarme con su niño mientras ella se iba de viaje. Aunque no lo hice, la promesa de sangre invitaba a agarrarla con mis garras, dejarla caer sobre una roca y picotear su cuerpo hasta saciar mis vísceras de ave de rapiña. Y así contribuir a la extinción de esa especie tan dañina: la insaciable vecina gorrona, conocida también como la hembra del cuco.  


2 comentarios:

  1. buen preludio al dia de la madre... y el anterior tambien. Muy divertido, me encanta. un beso
    Maite

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    1. Una nueva visión de la maternidad: las madres como aves de rapiña, llenas de picos y garras. Quería hacer un poco de apología de la maternidad ahora que está tan denostada. Ya tú sabes de qué hablo, madre feroz y voladora. Besos y recuerdos de cuando éramos "mamases"juntas en una isla del sur.

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