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viernes, 5 de septiembre de 2014

Fossar sota les moreres / Fosal bajo las moreras


Una  de las estrategias mas tremendas de las guerras son los asedios, una forma muy perversa de ensañarse con los más débiles. Este microrrelato es mi contribución a la iniciativa del blog La bona confitura "Microrrelats del setge" 
Abajo está la traducción para los que lean el blog desde fuera de Catalunya. 



Fossar sota les moreres

      Una multitud ocupa la plaça. Em refugio en una cantonada, atenta als seus moviments. Una segona multitud se superposa a la primera. L'escena es dibuixa davant els meus ulls en colors sèpia, tenyits amb esquitxos de sang molt vermella. Els protagonistes desesperen, s'enardeixen, resisteixen... i en un brogit de pólvora i vísceres entren a la història sense saber-ho. Els turistes comencen a entendre què va passar. Jo segueixo, amb prou feines, l'argument. De sobte la segona multitud s'esvaeix en la boca de la guia, que convida el grup a acompanyar-la fins al següent punt de l'itinerari. 
     Els nord-americans que visiten els llocs històrics de Barcelona es desplacen amb les seves sandàlies i mitjons sobre enderrocs i difunts ubicats en l'estrat inferior, sota les moreres. Tot torna a la normalitat d'un passeig dominical pel Born. Fins que veig un nen que mendica la meva atenció, un infant amb la roba esparracada, brut, descalç, que du a la mirada tota la tristesa del món i a la camisola blanca unes enormes llànties vermelles.

  


Fosal bajo las moreras


     Una multitud ocupa la plaza. Me refugio en una esquina, atenta a sus movimientos. Una segunda multitud se superpone a la primera. La escena se dibuja ante mis ojos en colores sepia teñida con salpicaduras de sangre muy roja. Los protagonistas desesperan, se enardecen, resisten… y en un rugido de pólvora y vísceras entran en la historia sin saberlo. Los turistas empiezan a entender lo que ocurrió. Yo sigo el argumento con bastante dificultad. De repente la segunda multitud se desvanece en la boca de la guía, que invita al grupo a acompañarle  hacia el siguiente punto del itinerario.
      Los norteamericanos que visitan los lugares históricos de Barcelona se desplazan con sus sandalias y calcetines sobre derrubios y muertos ubicados en el estrato inferior, bajo las moreras. Todo vuelve a la normalidad de un paseo dominical por el barrio del Born. Hasta que veo a ese crío que mendiga mi atención, un niño con harapos, sucio, descalzo, que lleva en su mirada toda la tristeza del mundo, y en su camisola blanca unos enormes lamparones rojos.


   


Las tres fotografías, obtenidas de la web, son de El fossar de les moreres, una plaza muy cercana a Santa María del Mar, en Barcelona.  

6 comentarios:

  1. Soy en cierta manera alérgico a los lugares cargados de historia. Este es uno de ellos. Me ha gustado tu reflexión final sobre este muchacho desharrapado que aparece en el Fossar. Creo que es mucho más real y más sugerente que toda la carga histórica de que se dota al lugar. Dices que has obtenido la imagen en la web. Me hubiera gustado pensar que era tuya, además en blanco y negro.

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    1. Todos las guerras son la misma guerra, y los más vulnerables son también siempre los mismos.La perplejidad de un niño o de un animal ante la devastación es una de las imágenes más desoladoras que pueda existir.A mi también me gustaría haber hecho las fotos, si.En breve colgaré una crónica con fotografías mías, por si te sirve de aliciente para estar atento a la pantalla jiji.Muchas gracias por leer y comentar , Joselu.

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  2. Llevo poco asomándome por aquí, pero cada día me alegro más de haber encontrado este blog.

    Hace poco bajé a Barcelona (vivo más o menos a 20 Km) y pude darme cuenta de la verdadera invasión de turistas que sufre el centro histórico. Y, despúes de ver lo que vi, me ha consolado saber que hay extranjeros interesados en algo más que no sea el Sol y el alcohol.

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    1. Mazcota, por muy cerca que se viva de Barcelona, acabamos comportándonos como turistas cuando vamos allí ¿no? ¿Donde vives tú? Yo en Molins de Rei : el extranjero. ;-)
      Me siento muy halagada con tu comentario, buen sentimiento para enfrentar el inicio de curso, gracias!

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    2. Pues yo nací y crecí en Barcelona, así que casi que me siento más turista fuera de ella que en la capital. Y, hasta hace poco, aún mantenía a un familiar viviendo justamente en el barrio del Born, a pocos metros del Fossar de les Moreres. No es que lo fuese a visitar muy a menudo, pero lo suficiente para darme cuenta de la enorme transformación que ha sufrido el lugar. Donde antes había un almacén de encurtidos, a los pocos meses aparecía una boutique de alta costura. Y así, hasta llegar a parecerse más a un centro comercial al aire libre, que a un centro histórico lleno de monumentos.

      No pretendo criticar a nada ni a nadie con esta reflexión, pues entiendo que los tiempos cambian y seguramente el barrio gótico suponga una gran fuente de ingresos para la ciudad. Sencillamente me ha alegrado constatar, como ya he dicho anteriormente, que haya turistas con inquietudes y que no sólo devasten la zona como en un parque de atracciones.

      Saludos.

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    3. Las transformaciones de los cascos antiguos de las ciudades son procesos muy complejos, lo sé, y a veces pueden conllevar el ninguneo de los habitantes de toda la vida de esas zonas . No entiendo mucho del tema, pero intuyo que es delicado y que se tendría que enfocar desde una visión en la que lo social primara sobre lo empresarial o lo urbanístico. Ya sé que parezco una ingenua. La próxima entrada que voy a colgar es un paseo de una casi-extraterrestre por el casco antiguo de Barcelona.A ver qué te parece, si es que te apetece leerla.Te la dedico, por si acaso. Gracias por comentar.

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