Aquel mes de Agosto había sido
planificado con todo detalle y con mucha antelación. En Enero ya sabíamos que
el pequeño iría de campamentos y que los dos adolescentes aprenderían inglés:
la chica en Irlanda y el mayor en Canadá.
Cuando tuve los billetes de avión en la
mano y el campamento pagado me encontré con el regalo de cuatro semanas sin
niños. Como mi marido se iba a quedar trabajando en la ciudad, para poder así
mantener el nivel de vida de su insaciable familia-decía él bromeando-decidí
aceptar la invitación que tiempo atrás me había hecho mi prima , la que vivía
en Australia.
Los miembros de mi familia se iban
a diluir por todo el planeta, impacientes por vivir aventuras.
A la vuelta de nuestra particular diáspora, mi marido me esperaba
sonriente en el aeropuerto. En cuanto me acerqué a besarle noté como un brillo
nacarado en su cutis. Entonces me di cuenta. Y supe que nunca podría echarle en
cara que él hubiera sido el único de la familia que había tenido una auténtica
aventura.
¡Vaya!
ResponderEliminarAunque viajar es la verdadera aventura... lo demás corto de miras.
Un besazo guapa
Marta.
Un pequeño relato con sorpresa final.
ResponderEliminarGracias por comentar Marta y Joselu ! Bueno , Marta, no he explicado qué tipo de aventura tuvo el marido de la protagonista: quizás la experiencia de quedarse solo ya fue suficiente aventura para él , quién sabe.
ResponderEliminarTe confieso que quedarme sola, en si, ya es una aventura inigualable (ja, ja..)
ResponderEliminarNo sabes cómo te comprendo, Marta.Sonrisa cómplice.Y un abrazo veraniego.
ResponderEliminarDesde luego, no es preciso ir muy lejos para vivir una aventura pues ésta puede estar esperándonos a la vuelta de la esquina. Otra cosa es querer (o saber) buscarla y, sobretodo, encontrarla. Pero... ¿de qué clase de aventura estamos hablando? Es que me ha despistado tanto la inusitada comprensión de la mujer...
ResponderEliminarSaludos.
La mujer viene de viaje y es consciente de haber aprovechado su oportunidad, así que se permite ser comprensiva con el marido sea cual sea la aventura que haya tenido.O eso creo, porque con los personajes de ficción nunca se sabe...¡Feliz verano Josep Maria!
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