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jueves, 21 de enero de 2016

Segunda presentación en Barcelona y crónica de la presentación de Tortosa

Otra vez presentamos en Barcelona. Con Laura Freixas como presentadora. En una sala llena de libros antiguos del Ateneu como paisaje. ¡Estáis todos invitados!


Los de Nazarí me pidieron que escribiera una crónica de cómo había ido la presentación que hicimos en Tortosa para su web. Yo soy muy obediente y lo hice. A mi manera, emocional y subjetiva, claro. Aquí está.

La publicación de un libro lleva asociada una promesa de excitantes experiencias por venir. Luego llega la realidad y no te defrauda en absoluto, solo que –aviesamente- te sorprende sustituyendo las fantasías de empalagosas famas y rampantes entradas en el olimpo de la literatura por experiencias muchísimo más terrenales y valiosas.
En mi caso, y hasta el momento, la publicación de Hormonautas ha supuesto una ristra de prodigios entre los que se cuentan: el impresionante prólogo de Beatriz Alonso, una performance de ese prólogo por parte de María José Lesmes para quitarse el sombrero, la colaboración desinteresada de amigos y conocidos ( Iván Teruel, Miguelangel Flores, Rosana  Alonso) en la presentación en sociedad de mis cuentos, el saber que el libro estará en las estanterías de Ana María Shua, y sobre todo el impensable mensaje de solicitud de amistad en el Facebook de mi hija pequeña.
Solo con eso ya se hubieran sobrepasado todas mis expectativas. Pero para lo que ocurrió en Tortosa no podía estar preparada. Nadie puede estar preparado para asimilar lo que allí pasó ¿Y qué es lo que pasó? Pues que en la Librería Viladrich, sección papelería, ante un fondo de carpetas y libretas de colores básicos y brillantes, se reunió un montón de gente de referencia en la vida de la autora (la autora se distancia durante unas líneas de la primera persona  para verlo con perspectiva y contener la emoción). Toda su familia (padre lúcido y nonagenario, hermanas, cuñados, hijos, maridos, sobrinos…),  parte de la pandilla de la adolescencia, conocidos, antiguos vecinos... y una nutrida representación de las compañeras teresianas de la clase de la señorita Mari Cruz ( ¿ profesora de BUP? ¿ de COU? No, ¡era la profesora de primero de EGB!). Allí estaban todas esas niñitas convertidas en unas cincuentonas vitales y desmelenadas. Igual que la autora, que en esa ocasión (según su hijo) casi se le fue de las manos la presentación con tantas risas, complicidades y cachondeos.
  Y es que no hay mejor cemento para la vida afectiva que compartir a un exhibicionista de infancia con uniforme de cuadritos. Allí estaban todas las protagonistas de “Paisaje de infancia con exhibicionista de fondo”. Dos de ellas (Yolanda Fernández y Luisa Fuentes) leyendo el relato, las otras recordando y levantando la mano cuando se preguntó quién se acordaba de “Dinototo”, confirmando de esta manera que no se trataba de una leyenda urbana. Si además otras dos de aquellas compañeras de pupitre  ( Cinta Daufí y Esther Villalbos) se prestaron a hacer de presentadoras y consiguieron combinar en su exacta medida locuacidad con sabiduría, la cosa se pone aún más emocionante. Para terminar Miquel Lobera, catedrático emérito de bioquímica y por tanto gran conocedor del enrevesado mecanismo de las hormonas, leyó con su profunda voz de bajo un relato titulado “Hipótesis” con muchas irlandesas a bordo.
La literatura supuestamente tiene mucho que ver con la emoción. Un buen libro no te debería dejar indemne. Lo que no sabía yo era lo emocionante que puede llegar a ser la presentación de un libro cuando se convierte en una máquina del tiempo capaz de convocar a una porción de tu biografía y ésta se materializa en una concentración de personas y de cariño inesperado  y altamente nutritivo. 






2 comentarios:

  1. Me alegro mucho por ti. La presentación que nos cuentas es realmente emocionante, llena de intensidad para ti. Mucha carga emotiva ese día en la librería.

    A veces me imagino ser autor de un libro como Salinger y su Guardián entre el centeno. Creo que haría como él. Esconderme. Padezco fobia social. No podría soportar el ambiente de presentaciones, debates, entrevistas. Y lo que menos me gusta de todo, son los halagos. Creo que es lo que más detesto.

    Tú eres sociable y encantadora. Te deseo la mejor andadura para este libro.

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    1. Gracias por los piropos, José Luis, pero no te creas que me siento cómoda en esta faceta de "exhibición". Resulta que lo que habías escrito en soledad, en silencio y casi en secreto, de repente se convierte en algo público y que además has de defender en otro registro: no de manera escrita, que se supone que es la que "dominabas", sino oralmente. Es un poco raro todo. Lo peor es tener que "venderse" y convencer a la gente para que te venga a ver , para que te lea. Muy incómodo y un poco violento, la verdad. Pero si que es cierto que luego pasan cosas como lo de Tortosa y te compensa, y te sorprende. Y en mi caso,además, ha sido muy gratificante trabajar en equipo con toda la gente que ha participado en que mis historias vean el papel( los de la editorial, los presentadores, la prologuista, la que diseñó la portada...) Es curioso porque yo estoy trabajando siempre ante un "público" muy exigente, pero así como en general no me impone plantarme en una clase con adolescentes, con adultos es otra cosa. Mañana pasaré otra prueba, a ver si me consigo acostumbrar. Ya queda poco, y otra vez volveré a la soledad y al silencio, que es más mi medio natural aunque no lo parezca.
      Mi ramalazo autista hace que te comprenda a ti y a Salinger
      Un abrazo, Joselu.

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