Publicaciones

lunes, 15 de junio de 2015

Pérez


            
Foto tomada en 1997 en la playa de San Juan ( Alicante). Ana y Sara.  



         Se requiere un tenaz empeño para conseguir la pieza. Usar todas las herramientas al alcance: dedos, palillo, hilos…y esa apisonadora de color rosado llamada lengua, que indaga, percibe la debilidad, acaricia, presiona, se retira y luego regresa suave pero obsesiva. Tres días. Cada vez está más suelto. Un dedo lo empuja. Sentir la deliciosa intimidad de acompañarlo en su lento balanceo hasta que cede y solo un hilillo lo mantiene unido a la encía. Ese instante único en que el diente pende sobre el abismo, y después el gozo de depositarlo en la palma de la mano.
          Qué diferente es lo que siente cuatro décadas después, en la consulta del dentista. Esta vez la demolición dura unos minutos. Sucede que la raíz del iceberg se rompió y hay que arrancar la muela a trozos. Taladros, chorros de agua y diminutos martillos se introducen en la boca como una diligente brigada de mineros. Los fragmentos de roca viajan por el desagüe en cada enjuague. Sabe que cuando vea el hueco se sentirá incompleta, culpable, mortal.
        Al llegar a casa abre el álbum. Desde la foto, la niña le dedica una sonrisa desdentada y le ofrece, orgullosa, una moneda. El valor exacto de la parte más dura de su cuerpo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario